December 03rd, 2011

El cine que inspiró la primer vanguardia

“Con el invento de los hermanos Lumière, la muerte deja de ser absoluta”, se leía en algunos diarios parisinos de fines del siglo XIX. El cine revolucionó la forma de ver el tiempo, el espacio y el movimiento -el mundo en general-. Los que participaban en los movimientos de vanguardia de principios del siglo XX fueron al cine y esto, indudablemente, influenció sus obras así como luego la gran industria del cine terminó por influenciar al arte contemporáneo a través de una cultura popular y nacional que cautivó a todos para siempre. Casi cien años después tuvo lugar la primera muestra que se encargó de explorar el papel que el cine ejerció sobre el cubismo.

Pablo Picasso ¿Una mirada inspirada por el cine?

Los primeros años del cine se desarrollan al mismo tiempo que explota la aventura de las vanguardias. Estos movimientos, por lo general, primero surgieron en alguna disciplina artística, como el cubismo en la pintura, y luego, por la proximidad de los núcleos creativos y por la versatilidad de sus integrantes, precipitaron sus bases ideológicas y estéticas a otras.

En el marco de esta convergencia unos cuantos artistas consolidados se aventuraron en el cine y crearon los principales exponentes cinematográficos vanguardistas. Sobre esto ya se habló y escribió bastante y forma parte de los primeros ítems de cualquier historia del cine. De lo que, recién hasta hace poco, no se habló ni escribió demasiado es sobre el impacto que causó el cine sobre estos artistas, que no solo eran asiduos visitadores de las salas, sino también escrupulosos conocedores de los mecanismos que lo provocaban.

El cubismo, considerado la primera vanguardia por romper con el último estatuto renacentista vigente a principios del siglo XX: la perspectiva, propuso el olvido después del estudio, el entierro del padre, la pintura clásica e hizo un replanteo de la obra de arte, de las formas, de la perspectiva, el movimiento, el volumen, el espacio y el color. Una obra ya no se estudiaría solo globalmente sino, a través de la descomposición de la figura en sus partes mínimas, en planos, que serían estudiadas en sí mismos.

La pintura ya se había ocupado de la reproducción mecánica tiempo atrás, pero el cubismo intentaba llevar al lienzo por un lado la velocidad y la imagen en movimiento a través de la composición de planos contrapuestos en distintos ángulos que rompían con la perspectiva convencional y con la línea de contorno; y por otro una descomposición de la realidad en imágenes metonímicas y formas geométricas que el espectador debía recomponer en el ojo y en su mente para poder comprender, obteniendo así un resultado muy distinto al que tenía cuando sólo estuviera frente a la representación realista de la naturaleza.

En el 2007 se realizó en la Galería Pace Wildenstein, de New York, la exposición Picasso, Braque and Early Film in Cubism (Picasso, Braque y el cine antiguo en el cubismo), la primera muestra que exploró el papel que el cine jugó en el cubismo. En ella no se planteó que el cubismo haya sido la representación pictórica del cine, pero sí que éste fue una fundamental fuente de inspiración, así como lo fueron Cézanne y el arte tribal africano.

La directora de la Galería, Bernice Rose, ex curadora del MoMA, fue la encargada de la intimidante labor académica de investigación de indicios del cine en el cubismo. Luego de un tiempo empezó a observar, especialmente en la obra de Picasso, elementos del cinematógrafo mismo insertos en retratos y naturalezas muertas: una manivela de cámara que también hace las veces de la nariz de una mujer en una pintura de 1910, expuesta en el Museo de Bellas Artes de Boston, en la que la cabeza y el cuerpo de esta mujer hacen eco de elementos de la lente, de la caja para guardar la película y de las patas del dispositivo.

Los ángulos de la cámara, la iluminación, las sombras proyectadas en los escenarios, las disoluciones de escenas y las técnicas de edición del cine se hacen evidentes en las imágenes segmentadas del Cubismo. Es curioso que el cubismo en sus comienzos, sobretodo el de Picasso y Baque, usara paletas monocromas sepias, grises y negras, los mismos colores con los que la cinematografía del momento contaba.

La escritora de Una Suma de Destrucciones: Las culturas de Picasso y la Creación del Cubismo, Natasha Staller, luego de un elaborado estudio, encontró correspondencias específicas entre la obra de Picasso y las imágenes y técnicas de Georges Méliès. “Picasso hizo suyas las técnicas de múltiples perspectivas discordantes, cuerpos fragmentados y partes corporales de Méliès, un diálogo cómico y tímido entre arte aparente y realidad aparente”, menciona Staller.

Lo más interesante es la relación recíproca que mantuvieron el cine y el cubismo. Una vez asentadas las bases y escrito el manifiesto cubista, varios de sus integrantes volvieron al cine y aplicaron su doctrina. Llevaron al límite todos los elementos que 10 años antes había visto desarrollar naturalmente por el fenómeno cinematográfico. De alguna manera lograron quebrar, en el cine también, esa representación realista, que, pese a sus pocos años de vida, ya se había instaurado.

Tanto en Entr’acte, de René Clair, donde también participó el cubista Francis Picabia, como en los cortos de Man Ray se pueden identificar rasgos cubistas. Pero quizás sea Ballet mécanique, del pintor Fernand Leger, el cortometraje con más influencia cubista. En él se puede ver la temática de la vida cotidiana y el maquinismo en la gran ciudad y el tratamiento de formas de aspecto mecánico y tubular, ambas características presentes en el cubismo pictórico de Leger. Esto sumado a otros elementos cubistas como las imágenes metonímicas, las transparencias, el movimiento y la velocidad. Los movimientos de las maquinarias y el rostro de los protagonistas fragmentados, repetidos y tomados desde diferentes puntos de vista, llegando a mostrarlos simultáneamente desde diferentes ángulos a través del extraño efecto de caleidoscopio. En los intertítulos se pueden ver reminiscencias del cubismo con collage de Braque.

Tomando a modo de ejemplo cómo el Guernica, de Picasso, responde a los modos intelectuales de los cubistas, a la simbología del surrealismo y a las deformaciones expresionistas, es difícil hablar de la pureza de una obra con relación a los términos estrictos de los programas que cada movimiento impuso. Por sus características técnicas y productivas, es todavía menos probable plantear esto en una obra cinematográfica. Lo que sí es evidente es que el cine y las características de su principal elemento narrativo: el montaje, sirvieron como fuente de inspiración para la propuesta del cubismo y ejercieron gran influencia sobre los artistas del siglo XX.

 

Archivo: InfoDAC N°76

 

 

 

 

 

 

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