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PROTECCIÓN DEL CINE NACIONAL “PROTEGER LOS CINES, EL CINE.” Por Hernán Gaffet

(Español) Una película, producida en cualquier lugar del mundo, en cualquier época, puede llegar a ser una obra de arte o sólo un entretenimiento, pero está claro que a la categoría de arte pocas llegan y tampoco todas las demás son entretenidas.

PROTECCIÓN DEL CINE NACIONAL POLÍTICA INDISPENSABLE PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LAS IDENTIDADES Y LOS IMAGINARIOS SOCIOCULTURALES ARGENTINOS Por Octavio Getino

(Español) El tema del proteccionismo de nuestra cinematografía –así como el del audiovisual nacional- ha sido tratado casi desde los mismos orígenes de esta industria cultural. Cuando el pionero Federico Valle sostenía en 1928 “Hasta ahora no hemos contado los productores nacionales con la ayuda de los poderes públicos”, poco antes de que el “Negro” Ferreyra destacara en 1932 que “lo que necesitamos es un poco de cariño, de celo y menos olvido o desprecios por todo lo nuestro”, ambos adelantaban una lúcida y apasionada visión sobre la importancia estratégica de esta industria, asumida como la principal forma de comunicación de la sociedad argentina para expresar sus imaginarios y legitimar interna e internacionalmente todo aquello que hace a la construcción de su identidad.

DIVERSIDAD CULTURAL: POR UNA PRONTA RATIFICACIÓN DE LA CONVENCIÓN

(Español) La Sociedad Argentina de Locutores, el Sindicato Argentino de Televisión, el Sindicato Unico del Espectáculo Publico, el Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica Argentina, la Federación Argentina de Trabajadores de la Imprenta, Diarios y Afines y los Directores Argentinos Cinematográficos propician en la Argentina la campaña concertada por la Segunda Conferencia Regional de Uni-Américas. Su objetivo es lograr en el continente que los gobiernos de sus países ratifiquen prontamente ante el Director General de la UNESCO, la Convención sobre Protección y la promoción de la Diversidad de las expresiones Culturales votada mayoritariamente en París hace un año. Por su naturaleza, los bienes y servicios culturales, al ser portadores de valores que responden a la identidad de pueblos y regiones, no pueden ser considerados una mercancía. De allí que asumir compromisos que afecten a la cultura en la negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) será perjudicial para las naciones que lo hicieran, poniendo en riesgo sus futuros derechos para la producción de obras que ayuden al desarrollo de su propia diversidad cultural.