21 de Julio de 2012

SPINER Y EL WESTERN GAUCHO: Anoche tuve un sueño… ERASE UNA VEZ LA PACHAMAMA.

«Nobleza gaucha», «El tesoro de la Madre Sierra», «Mate Cocido», «Lindor Covas el Cimarrón», «Las Aguas Bajan Turbias” , “Martín Fierro”, “Juan Moreira”, “Bairoletto”, “Antonio das Mortes”, “Los Perros de Paja”, “La Pandilla Salvaje”.

John Huston, Goffredo Alessandrini, Carlos Cores, Atilio Polverini, Hugo del Carril, Torre Nilsson, Favio, Glauber Rocha, Peckinpah.

Una película se hace entre 70 personas y la referencia oral es la única forma de entenderse, afirma Fernando Spiner apasionándose de entrada. A los críticos nos vienen tantas imágenes que olvidamos las que estamos viendo, aclara Gustavo Castagna. Ese puñado de películas y directores fueron el mazo barajado por el director invitado Fernando Spiner y el crítico coordinador del ciclo, para comenzar está clase maestra sobre el western, organizada por DAC en el Centro Cultural de la Cooperación.

Entre otras precisiones, Spiner puntualizó:

Desde chico siempre oí que había que hacer un western. Lógica dependencia cultural dada la influencia padecida, pero un género que permite hablar sobre la condición humana: amar el oro ó amar buscarlo. La gauchesca genuina y el western coinciden, caballos, violencia, duelos. A diferencia de cualquier película intimista, el rodaje de un western de época en la montaña tiene dificultades de término práctico.
Cada encuadre debe calcular e incluir el movimiento, cualquier vacilación de un caballo lo altera y repetir la toma significa trasladar y empezar todo de nuevo porque las huellas marcan el terreno. En el western, el lugar es un personaje más.

En “Aballay” fue decisiva la participación logística de los Amaicha, una tribu originaria de ese valle tucumano, que redujo nuestro costo al de una película urbana hecha en 6 semanas. Después de reunirnos su Cacique, su Consejo de Ancianos, el equipo de la película y yo, la tribu hizo una Pachamama y decidimos rodar juntos la película; basada en un cuento extraordinario de Antonio di Benedetto que leí hace 20 años, el tiempo que me llevó llegar a filmarlo. Antonio lo escribió a escondidas, preso del terrorismo de estado, en cartas a su familia que para eludir la requisa comenzaban diciendo “Anoche tuve un sueño…”. Narra la violencia sufrida desde niño por alguien que se aleja del western rumbo a Simón del desierto.

Sobre el final los asistentes apuran sus preguntas para saber más sobre Fernando Spiner. Estudió cine en Roma, le entregó su título Claudia Cardinale, protagonista de “Érase una vez en el Oeste” de Sergio Leone. En el western –recuerda- hay pocos personajes femeninos fuertes pero Leone trascendió cualquier género. Spiner vivió en Italia 5 años, trabajó en la Cinecittá que aún transitaban Fellini, Visconti, Antonioni, Scola y Carlo Di Palma. Al volver alquiló una casita de fin semana en el Delta. Después supo que allí había muerto Hugo Fregonese, director de “Pampa Bárbara”, el argentino que más dirigió en Hollywood, 20 películas de las cuales 10 fueron westerns.

Termina sugiriendo: perdimos nuestro público que se acostumbró a ver películas en inglés, llenas de irrealidad, como el western o la ciencia ficción. Al espectador argentino, una película nacional, naturalista y cotidiana, le parece extraña. Por eso sería tan importante doblar las norteamericanas, pasar películas argentinas en las escuelas y exhibirlas a mitad de precio, incluso gratis hasta que nuestro público vuelva a acostumbrarse.

La próxima de las «Lecciones de Cine» organizadas por DAC en el Centro Cultural de la Cooperación, será el jueves 30 de Agosto sobre el Documental, siempre a las 19 Hs. y con entrada libre. Estará a cargo del director Gustavo Fontan, realizador de La orilla que se abisma, El arbol y Elegia de abril.

Archivo: InfoDAC Especial


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